
Sobre todo en esta época del año, cuando nos encanta llenar nuestras mesas navideñas con los manjares más exclusivos, no podemos ignorar el hecho de que toda Galicia, y cómo no también Vigo, cobra bastante protagonismo. Por supuesto, hablo del pescado y marisco gallego, producto de primera calidad que no pueden faltar en estas fiestas, y que es apreciado no sólo por la geografía nacional, sino también en el extranjero, siendo uno de los productos que más se exportan en estos días.
Que sí, que sería una tontería decir que el gran motor económico de Galicia no es la pesca, todos sabemos que por eso se nos conoce en casi todo el mundo; y por supuesto, Vigo no es una excepción, gracias a su puerto y a su acceso y producción de ejemplares de pescado y marisco de primera calidad. Sin embargo, más allá de esta actividad, se puede decir que verdaderamente la provincia está bastante industrializada, y tiene numerosos sectores en esta área que quizá no son demasiado conocidos o no lo suficientemente explotados. Algunos, la verdad verdaderamente sorprendentes.
Tenemos por ejemplo a la gallega que fundó un lobby de lesbianas, sí, tal y como lo oyes. Cierto que la lucha por los derechos del colectivo LGTBI en Vigo no es muy conocida, ni suele salir en las noticias ni en otros medio de comunicación; pero como ves, hay muchas formas de hacer la lucha, y sí que hay personas que luchan por esos derechos, quizá no con desfiles ni de forma tan visible, sino con hechos tajantes y que cualquiera puede entender.
De cualquier forma, esta clase de actividades siempre crean controversia en el mercado laboral y en los círculos empresariales, y la verdad, yo creo que algo de razón llevan. Aparte de que me parece muy loable y válido luchar por los derechos de las lesbianas y por el porno gay, no veo qué tendría que ver la condición sexual de una mujer a la hora de desempeñar un empleo o de medir su rendimiento en él. Parece que esta iniciativa respondió a un supuesto lobby de gays, que parecía ejercer la supremacía del hombre en todo el ámbito económico y laboral de la provincia, y no sólo de ella, sino a nivel nacional como mínimo.

Puesto que no me dedico a esta actividad, no puedo decir si esto de los lobbys homosexuales es verdad o no, o si realmente era necesario contraatacar montando otro, justo lo que merecía la crítica de las bolleras. Puede que aún tenga unos pensamientos demasiados cándidos, pero me parece que la generalización, la aceptación y la normalización pasan, precisamente, por no mencionar la elección sexual de cada uno. Y no porque haya nada de lo que avergonzarse, ni mucho menos, sino porque pertenece al ámbito privado de la vida de las personas, y no tendría por qué tener ninguna relevancia para ningún puesto al que se quisiera acceder. Sin embargo, parece que la competencia en el mercado laboral no sólo de Vigo o de la Comunidad, sino de todo el país, realmente tiene cierto aire corporativista, aparte de machista, y casi podría decirse homófobo… o al menos eso dicen aquellos que lo conocen.
De cualquier forma, con esto sólo quiero mostrar que los gallegos, vigueses incluidos por supuesto, no son sólo pescadores, armadores o fabricantes de automóviles: pueden destacar en cualquier ámbito, y por supuesto, ser emprendedores de los más variados proyectos, buscando no sólo el bien para su círculo más cercano, sino incluso yendo más allá. De hecho, este lobby para lesbianas es una plataforma laboral con mucho éxito, y su creadora no puede estar más orgullosa de haber tenido la idea y haberla llevado a cabo. Desde aquí, sólo podemos decir: ¡Ole tus ovarios!